EL SEÑOR DE LAS MOSCAS

Posted by Le Guamps | Posted in , , , , | Posted on 21:18


Dice Pau Donés en una de sus canciones "...hay dos días en la vida para los que no nací..." que en mi caso se traduciría no en días sino en situaciones. Una de ellas es la lucha histórica que mantengo con los mosquitos cuando a media madrugada y ya que he conciliado el sueño empiezan a revolotear alrededor de mi cuerpo, lo que me obliga a levantarme de inmediato para buscar el apagador, encender la luz, recibir un brutal flashazo directo a los ojos e iniciar una batalla encarnizada para acabar con la pequeña y muy molesta presencia de tan inservible y despreciable insecto.

La segunda situación también es una batalla con el reino animal, pero en este caso se trata de las insalubres moscas que así como pueden pararse en una fina pieza de porcelana también tienen la cualidad de ir a postrarse en una generosa porción de excremento que a lo largo de trayectorias muy variadas van depositando en vidrios, muros e incluso en los alimentos.

Tener alguna mosca revoloteando en casa no es un pecado y pienso que el acto de ahuyentarlas con lo que se tenga a la mano es una experiencia que en algún momento todo ser humano ha realizado. Pero, ¿qué hacer cuando la cantidad de moscas se incrementa, el problema persiste y el tamaño del insecto aumenta de forma inusual al grado de confundirlas con un murciélago? (lo que en México denominaríamos como mosca panteonera).

Pues estas son las preguntas que me vengo planteando desde unos meses atrás en que empecé a notar que, a pesar de mantener un rígido conjunto de normas de higiene que se han heredado de generación en generación en la familia, el problema de las moscas no se reduce ni con el método tradicional del matamoscas ni con las prácticas esotérico-chamánicas dictadas por la tradición taquera de este país, en donde el remedio consiste en colgar bolsas de plástico llenas de agua por todo el lugar.

Y ahí voy por toda la casa, hecho todo un Andobas con mi trapito al hombro, preparado en todo momento para aniquilar al insecto y de vez en vez realizo un rondín para verificar que todo está en orden. En general, la estrategia consiste en quedarse quieto un instante y escuchar con atención para detectar un zumbido, ya sea entre las persianas o en el vidrio de la ventana, porque además el muy imbécil animal encuentra la forma para entrar a la casa, pero no para salir, por lo que una vez que se acerca al cristal no deja de estrellarse contra el mismo como queriendo salir de nueva cuenta al sentirse perseguido.

De acuerdo con mis investigaciones, el problema de las moscas tiene origen en el patio trasero de mi asqueroso vecino, donde tiene unos cinco perros conviviendo en un cruel espacio de cuatro por cuatro metros cuadrados. Del perro de mi vecino (y me refiero al dueño de la casa) no tengo mayor dato, salvo el hecho de haber amenazado a punta pistola a un grupo de adolescentes que se reunían en la casa contigua a la suya, bajo el argumento de haberle faltado al respeto a su hija, una escuálida y fea niña que en aquel tiempo tendría unos catorce años. 

Parece que otro de los vecinos se ha percatado del problema de las moscas y también señala como responsable a la misma persona con todo y sus cinco perros, que en mi opinión y a falta de elementos para deducir su raza los puedo describir como del tipo de perro rastafari (con perdón de los rastafaris), ya que el susodicho no se da el tiempo para regalarles un baño digno a sus pobres mascotas.

He pensado en instalar en la ventana una especie de mega resortera para lanzar trozos de mortadela marinada en un preparado tóxico. Con suerte sale el vecino, recoge un trozo y se lo come, pero si por accidente es uno de los perros... que culpa. En fin, así las cosas en el mundo de las moscas y los vecinos inconscientes, no habrá más remedio que resignarme a seguir en esta lucha y recurrir a una forma de tecnología bélica más avanzada. El otro día vi que en un crucero vendían una especie de raqueta con batería que emite una ligera descarga eléctrica y aniquila automáticamente a los vecinos, perdón, a las moscas. Esta podría ser una buena opción, así de paso práctico un poco de tenis y le doy soltura a los brazos por si se diera el caso de enfrentar al vecino algún día, de unos toques con la raqueta no se salva el infeliz.

ESCÚCHESE CON NEIGHBOR BY UGLY KID JOE

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